sábado, junio 16, 2007

VIENTRE MATERNO (Desclasificado uno)

Sonia, a sus 23 años y con 36 semanas de embarazo, se durmió aquella noche pensando en el nombre con el cual se presentaría su hija al mundo. Libertad le gustaba desde que entendió su real significado, aquel derecho propio de cada ser humano, el hombre nació libre y nunca debe estar bajo la opresión de nadie, libertad sinónimo de elección, voluntad, espontaneidad, sencillez, destreza, así como también de atrevimiento, libertinaje, caos, anarquía, desorden y rebeldía. Pensó también en Paz, significado de sosiego, serenidad, quietud, calma y armonía, y en su contra parte que es guerra, discordia y hostilidad. No solo pensó en el nombre, también pensó en que mas que un nombre lo realmente importante es la formación que le dará a su hija, que debe ser feliz, y que la felicidad se logra siendo una persona plena, debe ser honesta, principalmente con ella misma y reconocer sus limitaciones, honesta con las demás personas, debe ser humilde para reconocer cada uno de sus logros, evitar la soberbia, debe entregar amor y respeto, hasta con el último insecto que llegará a conocer, debe ser responsable, y pensó en Héctor, el padre de la bebe que crecía en su vientre, recordó la vez que él le dijo: Nunca nos separaremos, y hasta ese día cumplía su palabra. Pensó que debe ser sencilla, como su abuelo, aquel hombre que vivió en la pobreza y que después lo tuvo todo y que nunca cambió su sencillez, debe ser tolerante y aceptar a las personas como son, debe generar unida y ayuda, unidad con los suyos para ayudar a quien lo necesita, debe ser amistosa, de las amigas verdaderas, e impartir justicia en los momentos que deba discernir.
Cada valor que meditaba le traía el recuerdo de alguna persona y a la vez se cuestionaba sobre que tantos de esos valores ella misma tenia, se dio cuenta que aun le faltaban cosas por aprender. Despertó con el sol entrando por los ventanales de su dormitorio, el día era hermoso, miro a su costado, Héctor aun dormía, descubrió su vientre y vio como se dibujaba la pequeña mano de su hija, la tocó suavemente, solo como una madre sabe tocar a un hija, dibujo una sonrisa y dijo: Me faltan cosas por aprender, pero no es tarde, las aprenderemos juntas. En eso Héctor despierta besa a Sonia y a su vientre: Buenos días mi reina, buenos días mi princesa.