domingo, noviembre 12, 2006

MIRADA AL SUR

Se veia caminando por paisajes idílicos, no sabia precisamente donde, pudo ser en la selva del Ecuador o en los canales del sur de Chile, esto por que las distintas tonalidades de verde son impresionante en ambos lugares. Era todo paz, de esos sueños que no dan ganas de despertar, pero el día domingo habia avanzado lo suficiente. Fue un despertar tranquilo y en lo primero que pensó fue en Sofia, la llamó mentalmente esperando que le contestara con alguna señal. Se levanta y dirige sus pasos a la cocina en busca de un jugo de naranjas, todo en silencio, camina hacia la ventana que da al sur, mirando al horizonte pensaba que Sofia debe estar mirando desde su ventana con dirección norte. A pesar de los miles de kilómetros que los separaban sentía su presencia junto a él. Recordaba cuando la conoció hace 7 años en la universidad, la veia pasar y se quedaba petrificado, ya sabia identificar esa mochila azul con bordes de cuero café claro, o ese pelo rojo cortado en forma de melena, o ese rostro de ojos achinados y una sonrisa que encadila al mismo sol, o esa figura que era una S perfecta. Mas de alguna vez trató de hacer el abordaje pero no se atrevia, habia algo que lo amarraba. Un buen dia en la tarde ya se dirgia a casa, y en unos de los patios de la facultad la ve sentada junto a un grupo de personas, como siempre quedo petrificado y pensó: ¿será este el dia?. Se despide mentalmente de ella, da media vuelta y se fue camino a casa, habia avanzado 2 cuadras cuando siente que lo llaman mentalmente, ya tenia claro quien era, se detiene mira lentamente hacia atras y estaba ella parada, estaba nerviosa, las manos les temblaban y una mirada que le decia: aqui estoy!. El muy calmado se acerca la abraza tiernamente y le dice al oido con sutileza: Sofia. La vida les cambio desde ese momento, ya se tenian el uno al otro, todo era distinto, ya estaban preparados para salir a dominar el mundo, ya no estaban solos.
Terminaba de tomar ese jugo mientras miraba hacia el sur y siente que alguien pronuncia su nombre: Joaquín. Habia pasado mucho tiempo que no lo sentia y esta vez la voz que lo llamaba ya no era tierna, tenia un tono de angustia, algo no andaba bien. Seguia recordando, esta vez en las circusntancias que los separó, pensaba en lo egoista que fue al aceptar ese trabajo en una ciudad al norte. De no haber aceptado aun estarian juntos. Trató de arreglar las cosas y volvió para estar con ella, era demasiado tarde, ya habia aceptado un trabajo en la ciudad mas austral que pudo encontrar, cerca del último faro en el fin del mundo. Ese dia la alcanzó a ver cuando entraba en la sala de embarque del aeropuerto, le pidió que no tomara ese avión, que había regresado para estar con ella. Sofia herida no puede olvidar el tiempo que la dejo sola, le pide a Joaquín que le permita emprender esa aventura y que no la siguiera, era algo que necesitaba hacer. Joaquín estaba dispuesto a esperar. De esa vez ya habian pasado 10 meses y hace 5 que no conversaban.
Ya con el vaso de jugo vacio en su mano seguia recordando los momentos vividos junto a ella, recordaba con nostalgia y siempre mirando al sur. La llama nuevamente con la mente: Sofia. y suena el teléfono.

- Hola Sofia - dice él
- Hola Joaquín - contesta ella
- cuanto tiempo ha pasado? 3 meses?
- no Joaquín, 5 meses
- es mucho tiempo, y como estas?
- creo que bien, en realidad no sé, me costo mucho llamarte- Sofia se escuchaba apenada
- paso algo malo? - preguntó él preocupado
- no, no es malo, estas solo?
- si Sofia, estoy solo y aún esperandote

Sofia le contó de alguien que habia conocido, alguien que la habia apoyado en los momentos tristes en sus primeras semanas en el fin del mundo, no se sentia sola, se sentia segura. Una cosa llevó a la otra y empezaron una relación, de esa relación Sofia tenia 4 semanas de embarazo y se casaba a fin de año. Al oir esto Joaquín sintió que un frio recorrio su cuerpo, cerró los ojos por un momento y se despide de Sofia. Le deseó buena suerte, que tenga una vida plena y le dijo que aún la quiere como en el principio. Ese día domingo un silencio absoluto invadió la casa de Joaquín, el frio que lo cubrió al escuchar esa noticia no desaparecia, no sabia que pensar. En los días siguiente se vió un cartel en su casa que decia: Se Vende. De él se supo que renunció al trabajo y se fue de la ciudad, con destino incierto, de lo que si hay certeza es que tomó cualquier rumbo menos hacia el sur.

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